lunes, 5 de enero de 2015

Mi carta a los reyes Magos


Buenos y monáquicos días.
Ha amanecido este primer lunes de 2015 que parece sábado con temperaturas suaves y poco hielo, prometiéndose un día de primavera con Lorenzo apretando fuerte en su tiempo de paseo por los cielos hispanos y a la buena de Catalina mostrando su pálido rostro en plenitud a las ocho de la mañana. Sin duda la he pillado de regreso a casa después de una visita al after de guardia.
El caso es que en el día de la onomástica del yayorey, que su alteza ya disfruta de los planes del imserso y al cual felicito por sus 77 años, preparamos la llegada a sus homólogos mágicos - conocidos por ser los primeros en usar GPS, aunque ellos lo llamaran estrella de oriente, debido, supongo, a que casi todos los cacharros estos tienen su origen en China, Japón, Corea... No sé por qué a ningun fabricante se le ha ocurrido llamarlos Estrella en lugar de Tom tom - familiarmente tontón- o List on - familiarmente listín-... Han estado poco avispados)
 


Vienen cargados de regalos y de algún que otro castigo, los menos, para esos locos bajitos.... No Franco y Napoleón no, los otros, los que más hacen para el enriquecimiento de los fabricantes de analgésicos para consumo de progenitores y parientes cercanos... Seguro que éstos llevan unos días demostrando que han sido merecedores de las dádivas que han escrito en su carta....
¡ Leches ! - auto colleja frontal con gesto de sorpresa al tiempo -, ¡ Mi carta !

Me pongo a ello.

Queridos reyes Magos, en especial a Baltasar que es mi preferido - yo creo que porque los otros se parecían a mi abuelo y estaban como más vistos-:

Este año que ha pasado hemos sido buenos porque no hemos podido hacer otra cosa, aunque si se castigan los pensamientos debo reconocer que merezco carbón... Ya, ya sé que carbón es ahora un pedazo de regalo dados los precios de las calefacciones y que habéis sustituído el castigo por tiempo sin cobertura en los smartphones...
El caso es que a mi el regalo me llegó en Junio, mes en el que un atisbo de luz apareción en  mi tunel excavado durante siete largos años... Un trabajo justo después de salir del hospital dado de alta, de él y en mi enfermedad crónica que me obliga a seguir el rito diabético.

Lamento mi egoísmo, pero soy optimista porque nada bueno se obtiene metido en el "guá", rebozándose en lamentos, autoflagelándose. Salí de ese hospital lleno de gente maravillosa que no está bien si tú estas mal, que te cuida como si los respetaramos como se merecen, igual de parado que antes pero con un orden en mi vida que me hacía falta; perdí veinte kilos - que han llegado a 30- y a eso que podría ser una condena, lo veo como la consecuencia de una vida relajada...
Que me quiten lo bailao, pero es lo que queda... Hasta aquí me había traído yo sólo.
 

Más contento que unas castañuelas, con las orejas vistas al lobo y ligero como antes de la mili, mi optimismo fue subiendo hasta que un día... ¿ Tienes algo que hacer los proximos años?.... ¡ ZAS!, ¡ En toda la boca a la desesperanza!.
 

Me falta mucho pues los lastres son importantes y el futuro no es seguro, pero he descubierto que perdemos mucha vida en malos rollos. Y es que desde que ha vuelto el optimismo no hay invierno, ni noche, ni desánimo... Se va mejor sin lastres, atento y responsable que atado, rencoroso, inseguro... desdichado.

Así que, Majestades, sólo pido que lo que me está pasando a mí le pase a España y a todos los que estan dentro.... No deseo a nadie que enferme, por Dios, que ustedes hilan de un fino... No soy ejemplo para nadie pero pienso que hay paralelismos: Hundido en la miseria, enfermo y corrompido, ninguneado, oprimido, mirando al suelo....

Si yo atisbo luz, España es infinitamente más poderosa que un sólo individuo y tiene redaños para sacar los escombros de la puerta de la cueva.

Traenos pues optimismo a espuertas, ¿ qué digo?... ¡ por arrobas!, y lo que ya ven los de arriba llegará antes a los demás.
 

Si puedes traenos doble ración de paciencia porque muchos ya no creen que queden velas siquiera y quieren barrenar para terminar de golpe, y salga el Sol por Antequera, como dice un podemita convencido.
 

Por último, a los consabidos e indelebles deseos de paz, salud y amor, tratad de dejar sentido común, unos políticos decentes y que dejemos de pensar en hombres, mujeres, viceversas, negros, verdes o del color de Michael Jackson y pensemos por una vez y para siempre de personas.
 

Gracias por vuestro tiempo y os dejo un poco de café con leche desnatada, un poco de estevia y roscón para diabéticos, que ustedes ya está mayores y tienen que cuidarse.
 

Atentamente:
Uno que ya ve luz, aunque lo de pagar el recibo lo siga teniendo crudo.

 
Jesús R. Valero Díez
4 de Enero de 2015.

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